Muy frecuentemente cuando se habla de la necesidad de garantizar el acceso público a las costas de ríos y lagos, se objeta esta posición con un argumento que establece un estado hipotético de cosas, en el cual la depredación y el daño ambiental reinarán.
¿Quién puede sustraerse al encanto y la emoción producida por la explosión acuática ocasionada por la feroz arremetida de una Hoplias contra nuestro señuelo?
Un día de 1825, presagiando los acontecimientos que viviría el Fuerte del Carmen en el futuro cercano, aparece frente a la barra del río Negro un bergantín brasilero de guerra, disfrazado de mercante.